En 1672, Thomas Newton publicó su «Nueva teoría de la luz y los colores», según la cual pudo determinar que la luz blanca estaba constituida por la suma de diferentes colores, que él separó con la ayuda de unos prismas. Como lo anota el astrofísico –y jazzófilo– Neil deGrasse Tyson, el hecho de que la suma de siete colores diera como resultado la luz blanca tomó por sorpresa a los pintores, quienes sabían que al mezclar distintos colores se obtenía algo parecido al negro, no a su opuesto, el blanco…
Experimento de los prismas de sir Thomas Newton
En orden descendente, las longitudes de onda de los siete colores, medidas en nanómetros, son: rojo, 650; naranja, 600; amarillo, 580; verde, 550; cian (que Newton llamó azul), 500; índigo (hoy llamado azul), 450 y violeta, 400. El espectro cromático del jazz parece un poco distinto. Para mí, comienza con el azul, que más que un color, es un estado de ánimo. Los blues implican una cierta melancolía inherente al jazz. Para algunos, los blues corresponden a la prehistoria del jazz, mientras que otros reconocen en casi todo el jazz el estilo y la gramática de los blues, determinada por unas notas que le dan ese aire triste a la música, algo parecido al efecto que tienen las tonalidades menores en la música clásica, que para algunos evocan sentimientos negativos, mientras que las tonalidades mayores se asocian a los sentimientos positivos. Dependiendo del contexto musical, en el jazz, la llamada «nota azul» o blue note, es una desviación de un semitono o de un cuarto de tono por debajo de la tonalidad esperada, lo cual le da a la melodía un cierto aire triste o melancólico. La asociación con el color azul parece provenir del siglo XIX, con la frase blue devils (demonios azules), que hacía referencia a la sensación de depresión y desasosiego relacionada con la abstinencia al alcohol, término que luego fue abreviado a the blues, nombre dado a las canciones melancólicas que incitaban estados de agitación o de depresión. Como bien lo expresó la gran cantante Carmen McRae, «el blues es al jazz lo que la levadura es al pan. Sin ella, resulta plano». Aún así, dentro de los blues hay varias tendencias, algunas que derivaron en el rock & roll, además de los blues del delta del Misisipi( que no corresponde a su desembocadura en el Golfo de México), los country blues y otros con aire más alegre que melancólico.
Desde la neuropsicología, se ha estudiado la sinestesia, que es la asociación de más de un sentido evocada por un mismo estímulo, como es el caso de la cromestesia, en la cual una persona reconoce colores definidos cuando oye cierto tipo de música. Algo así pudo ser a lo que alguna vez hizo referencia Ludwig van Beethoven, cuando dijo que él asociaba la nota re menor con el color dorado. Algunos piensan que Franz Liszt tenía cromestesia, lo cual era bastante confuso para sus músicos, a quienes podía pedir que tocaran en una «tonalidad púrpura» o con «menos rosa».
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El pianista y compositor ruso Aleksandr Nikoláevich Skriabin creó un sistema de colores asociados a notas; inventó un teclado cromático, el clàvier a lumières, basado en una progresión en quintas, para la interpretación de su obra Prometeo: Poema de Fuego, en este caso en versión de la pianista argentina Martha Argerich, bajo la dirección de Claudio Abbado, con la Orquesta Filarmónica de Berlín.
Círculo de quintas y sus correspondientes notas, según Scriabin
No es fácil asignar una nota a un color específico, especialmente porque las personas con cromestesia pueden hacer diferentes asociaciones entre la música y el color. Una misma nota puede representar colores distintos para diferentes individuos. Al parecer, Skriabin nunca sufrió de cromestesias, pero era amigo de Nikolai Rimsky- Korsakov, quien sí era sinestésico, y quien pudo haberle hablado de sus asociaciones entre notas y colores.
El músico y artista australiano Warren Mars ha descrito asociaciones colorimétricas con distintas piezas musicales. Aunque él sostiene que tiene formación científica, y que no ha tenido cromestesias, Mars asegura que hay claras asociaciones entre diferentes tipos de música y ciertos colores. Así, el color rojo lo asocia con la tonalidad fa sostenido mayor (sol bemol mayor ) y con piezas tan disímiles como la Sonata No. 24 de Beethoven, la **Canción para la Luna** de Dvořák y **Sweet Child O’ Mine** del grupo Guns ‘N’ Roses; el color rosa evoca para él piezas en la tonalidad re bemol mayor, como la sonata Claro de Luna de Debussy, el movimiento largo de la Sinfonía Nuevo Mundo de Dvořák y la canción **I Just Called to Say I Love You** de Stevie Wonder.
De nuevo, según Warren Mars, el color amarillo corresponde a la tonalidad mi mayor; evoca, por ejemplo, la primavera de las cuatro estaciones de Vivaldi o la partita para violín No. 3 de Bach, pero también Under the Bridge del grupo Red Hot Chili Peppers. Una tonalidad más oscura del amarillo, que corresponde a la cúrcuma, es asociada por Mars con la tonalidad si mayor y con piezas como el **dúo de las flores** Lakmé de Delibes, **La donna è mobile** de Guiseppe Verdi y la canción **The Boxer,** de Simon & Garfunkel.
Mars también asocia el color verde brillante con piezas en la tonalidad re mayor, como el Canon en re de Pachelbel, la **sinfonía No. 35** «Haffner» de Mozart o la canción **With or Without You** del grupo U2. El verde oscuro lo asocia con el Nocturno No. 1 Opus 72 de Chopin, el concierto para violín **Opus 64 de Mendelssohn** o la canción **Purple Haze** de Jimi Hendrix ( que yo habría clasificado, por su título, bajo el color púrpura).
Para el cian o azul claro, Mars sugiere piezas en do mayor, como el **Bolero** de Ravel, la marcha nupcial de Mendelssohn y la canción Stairway to Heaven, del grupo Led Zeppelin. El azure, una tonalidad más oscura del azul, se ve representado en la Sinfonía No. 6 «Pastoral» de Beethoven, en el otoño de las cuatro estaciones de Vivaldi y en What A Wonderful World de Louis Armstrong. El azul de Prusia, aún más oscuro, está representado por la **Tocata y Fuga en re menor** de Bach, la Novena Sinfonía de Beethoven y la canción Another Brick in the Wall, del grupo Pink Floyd.
El violeta se encuentra representado por obras como el allegro assai de la sonata No. 23 «Appassionata» de Beethoven, el invierno de las cuatro estaciones de Vivaldi o la canción **Just the Two of Us** de Bill Withers. El violeta más oscuro está representado por la misa en Do menor de Mozart, K 427, la **sonata No. 8 «Patética»** de Beethoven, o la canción All Along the Watchtower, de Bob Dylan, en la versión de Jimi Hendrix.
Otros colores que Mars asocia con diferentes piezas musicales son el marrón, al que corresponden obras como la Polonesa Opus 26 No. 2 de Chopin, el trío para piano No. 41 de Haydn y la canción Beat It, de Michael Jackson. Por otra parte, el color chocolate claro ha sido asociado por Mars con El Viejo Castillo de los Cuadros de una Exposición de Mussorgsky, la Campanella de Paganini y la canción Heart of the Sunrise del grupo británico Yes.
Como puede verse, no hay coincidencia alguna entre la escala cromática de Skriabin y las teorías de Mars, lo cual le puede conferir a estas teorías un nivel de credibilidad similar a la de un horóscopo…
Si, como el 96% de las personas, usted no tiene sinestesia musical, no espere ver colores al escuchar estos ejemplos musicales. En cambio, si tiene cromestesia, es posible que perciba colores distintos a los aquí mencionados.
A continuación, el listado de estas piezas musicales, para que puedan ser buscadas en su sistema de reproducción preferido, con las listas de reproducción de Apple Music (el que yo uso) y Spotify. Como siempre, con la salvedad de que no siempre se encuentran todos los ejemplos de YouTube o las mismas versiones en esos dos servicios.
Así, Warren Mars ha encontrado otras asociaciones entre piezas musicales y colores. Como él, yo tampoco tengo cromestesias, así que mi idea de los colores del jazz es muy simple: resulta de una evocación dada por el título de las piezas o de los discos en que aparecen, comenzando por el obvio azul. No es estrictamente iridiscente, pues no refleja en orden –ni exclusivamente– los colores del arco iris. Esta simplificación no es tan obvia como podría parecer a simple vista; en algunos casos, el título de una pieza musical puede mencionar más de un color. Mi asignación a uno de ellos también es completamente subjetiva, como se verá a continuación, en mi escala cromática del jazz: